Necesitamos protocolos de evacuación, rescate y atención de animales ante emergencias y catástrofes

La pasada noche del 11 de agosto será difícil de olvidar para los tricantinos y tricantinas. El fuego arrasó el monte, quemó casas, produjo multitud de daños, nos hizo pasar mucho miedo e incertidumbre… y lo más importante y que más pesa, se llevó vidas. La vida del hombre que intentó salvar a los caballos de la hípica y las vidas de los propios caballos y de más de cien ovejas. Nos parte el alma el terror y el sufrimiento que debieron soportar.

Afortunadamente, los gatos comunitarios tricantinos, los que Felinos 3C tenemos en acogida y los del CICA están sanos y salvos, hemos tenido mucha suerte. Sin embargo, somos conscientes de que todas nuestras actuaciones fueron improvisadas, había que decidir rápido y se hizo lo que se pudo. Y esto no debería ser así: junto con otras protectoras y asociaciones, en Felinos 3C hemos constatado que no existen protocolos de rescate animal para emergencias. Como hemos tenido la desgracia de ver, los animales también son víctimas de los incendios y otras catástrofes naturales y las comunidades autónomas y ayuntamientos deberían disponer de un protocolo que nos guiara a ciudadanos, cuerpos de seguridad, bomberos, protectoras, etc.

En el caso concreto de Tres Cantos, las unidades de emergencia actuaron con rapidez y profesionalidad. Sin embargo, cuando hablamos de animales – ya sean de granja, de familia o bajo protección municipal – la realidad es otra: ¿está realmente preparado el Ayuntamiento (y por ende, el CICA, centro con el que trabajamos en la gestión de colonias felinas) para afrontar una emergencia de este tipo? ¿Se han diseñado protocolos claros, se realizan simulacros periódicos, existen kits de emergencia específicos?

Si en cualquier crisis se habilitan centros provisionales para que las personas desalojadas reciban atención, comida y refugio, resulta incomprensible que no se contemple algo parecido para los animales y quienes los cuidan. Su vida también está en juego y merecen protección. De igual modo, la creación de zonas de vallado móvil de emergencia para animales de granja sería una medida básica y de sentido común, que permitiría conducirlos a lugares seguros durante una evacuación. 

Como siempre, nos remitimos a la Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, que establece también la obligación de que los planes de protección civil incluyan medidas específicas para la protección de los animales.  

Durante el incendio recibimos el apoyo de vecinas y vecinos, compañeras de otras protectoras, clínicas veterinarias… Existe una red enorme de personas y recursos, pero necesita ser coordinada, tanto en la prevención como en el transcurso de la emergencia y en las situaciones posteriores a la misma, para que sea los más eficaz y ética posible. Los animales también tienen derecho a ser amparados, no dejados a su suerte.